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Foto del escritorTiempo Magis

Venid y Vamos Tod@s

Por Benjamín José Sáez Mardones


María está presente en cada momento de nuestras vidas ¿La has reconocido?


La devoción que San Ignacio cultivó por la Virgen quedó plasmada en una serie de fuentes históricas, tales como: la Autobiografía, el Libro de los Ejercicios Espirituales y su Diario Espiritual. En dichos textos María va constituyéndose en un soporte espiritual para Ignacio, aunque tome posiciones distintas en cada una de esas obras, es decir, en algunos textos se pone de relieve la figura de María como eficaz intercesora ante Jesucristo, en otros escritos ella se muestra como ejemplo de veneración y contemplación de los misterios divinos, etc.


Cuando somos niños, el rezo del Ave María, sencillísima oración se transforma para muchos en escuela de piedad. Muchos cantamos: María Mírame, Venid y Vamos Todos, Virgen del Carmen Bella, y con esos cantos alzamos una alabanza a la Santísima Trinidad. Siempre, desde que somos niños, María nos ha conducido a la presencia de Dios. Al igual que Ignacio, ella acompaña nuestras búsquedas y procesos de crecimiento espiritual. María va junto a nosotros; con ella siempre vamos caminando. Jamás en nuestra búsqueda del Amor de Cristo estamos solos, siempre ella, de forma tierna y amorosa, nos tiende una mano suave y angelical que nos conduce a los pies del Señor.


En la experiencia de los Ejercicios, particularmente durante Segunda Semana, en donde los ejercitantes contemplan una serie de misterios divinos, tales como; la Anunciación, la Encarnación, la Visita a Isabel, San Ignacio proponía la actitud de María como modelo a imitar para alcanzar un más hondo conocimiento interno del Señor. La veneración y sencillez con que ella enfrentaba cada uno de los sucesos que vivió Jesús, su forma discreta y humilde de secundar la acción de Dios, su fe y esperanza frente a la adversidad, toda, absolutamente toda la vida de Nuestra Madre Santísima es una escuela de contemplación y seguimiento de Jesús.


Este 8 de diciembre, cuando recorramos nuestras ciudades siguiendo la imagen de María, no perdamos de vista cuántas gracias ella puede concedernos para ser cada vez más radicales en el seguimiento de su Hijo.


Al igual que Ignacio, María está presente en cada momento de nuestras vidas ¿La has reconocido? Has sentido su mano amorosa sobre tu hombro, diciéndome: “yo voy contigo”.


Sigamos su ejemplo de sencillez y libertad, sigamos su ejemplo de contemplación profunda de la acción discreta del Señor. Sus ojos son el camino para poder percibir los imperceptibles pasos de la Trinidad en medio de un mundo tan convulsionado. Que Dios Nuestro Señor y María Virgen los bendigan a cada uno de ustedes.






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