Por: Cristián Gonzalez, estudiante de pedagogía en religión.
En estos días de vacaciones – al menos para algunos – la carga laboral y académica es menos intensa y casi nula, lo que permite tener un poco más de tiempo libre para otras actividades. Personalmente, hay algo que me gusta mucho hacer en mis tiempos de ocio, ir al cine a ver una película, y si no hay plata me quedo en casa, pero veo alguna.
Este fin de semana fui a ver Spiderman Far From Home (lejos de casa). Pero sin contar lo interesante de la trama de la película, me quedó resonando otra cosa en el interior. Lo complicado de la decisión a la que se ve enfrentado Peter Parker, teniendo en cuenta que es un adolescente de dieciséis años. Tiene que escoger entre sus vacaciones, sus amigos, su novia, lo que llamaríamos una vida relativamente “normal”, y por otro lado está la misión propuesta por Nick Fury.
No estoy diciendo que llevar una vida relativamente “normal”, sea malo o algo por el estilo, no está mal una vida ordinaria. Pero muchas veces vivimos esa vida porque es lo que nos tocó, lo que escogieron para mí, lo que estaba a mi alcance, porque es cómodo y me hace relativamente feliz y pocas veces cuestionamos o criticamos aquello y mucho menos nos preguntamos si eso responde a los deseos más profundos del corazón, es como si viviéramos atontados, con el miedo de encontrarnos con nosotros.
Optar por esto o aquello, sin duda que significa dejar algunas cosas de lado. Es evidente que una elección conlleva tristeza por las renuncias que implica, muchas veces no entenderemos nada, pero más vale arriesgarse a que nos vendan lo que Francisco llama la ficción de la alegría: “[con ella] los tranquilizamos y adormecemos para que no hagan ruido, para que no molesten mucho, para que no se pregunten ni pregunten, para que no se cuestionen ni cuestionen; y en ese mientras tanto sus sueños pierden vuelo, se vuelven rastreros, comienzan a dormirse, son ensoñamientos pequeños y tristes”. (Misa de envío, JMJ Panamá).
Es difícil escoger entre dos opciones que consideramos buenas, que nos gustan y que hacen bien a otros. Constantemente en nuestra vida nos enfrentamos a decisiones, unas más o menos importantes que otras, pero siempre elegimos, tomamos opciones, nos ponemos en una posición. Este adolescente se ve enfrentado a esta situación: una lucha interna entre dos cosas que ama y le apasionan. Pero debe optar, porque es un poco difícil ser héroe y estar de vacaciones al mismo tiempo.
Otro de los puntos que se llevó mi atención en la película, es que detrás de todo lo que tiene que pasar Peter, resuena la pregunta de si él es un digno sucesor de Iron Man. A mi juicio es una pregunta peligrosa, porque la invitación que Dios tiene para cada uno es personal, y podemos caer en el riesgo de comparar nuestras experiencias de discernimiento y esto puede entorpecer las decisiones que tomamos o queremos tomar.
En Gaudete Et Exsultate Francisco lo dice de la siguiente manera: “hay testimonios que son útiles para estimularnos y motivarnos, pero no para que tratemos de copiarlos, porque eso hasta podría alejarnos del camino único y diferente que el Señor tiene para nosotros. Lo que interesa es que cada creyente discierna su propio camino y saque a la luz lo mejor de sí, aquello tan personal que Dios ha puesto en él, y no que se desgaste intentando imitar algo que no ha sido pensado para él”.
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