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Foto del escritorTiempo Magis

Recomendación: "Wakanda forever"

Por Karina Velarde


La segunda parte de Pantera Negra (2018) nos sitúa un año después de la muerte del rey T'Challa. La reina Ramonda y la princesa Shuri aún sufren por la muerte de su hijo y hermano. Además de lidiar con la codicia de las naciones del planeta por el deseado vibranium.


En medio del duelo y culpa de las protagonistas, aparece Namor, líder de un reino submarino que busca proteger a su pueblo declarando la guerra a Wakanda y al mundo de la superficie.


La película emociona y conmueve. Acompaña a mujeres resilientes que buscan dar consuelo a su pérdida y como fanáticos nos unimos a ese proceso tan universal. Vemos a Shuri transitar por la negación, ira, negociación, depresión, para finalmente abrazar la aceptación.


Los minutos que aparece T'Challa en la pantalla gigante son electrizantes, los espectadores guardan silencio en la sala de cine y le rinden sus respetos al soberano de Wakanda.


Es un homenaje, una carta de amor y de despedida a Chadwick Boseman, actor que interpretó a la pantera negra, que falleció el 28 de agosto de 2020 por un cáncer de colon a sus 43 años.


Una de sus fortalezas es mostrar la hermosura y riqueza de culturas históricamente estigmatizadas por la maquinaria hollywoodense, como son la africana y mexicana. La otra es su soundtrack, una joya con intérpretes nigerianos -que recomiendo escuchar- como Burna boy, Rema, Tems y Bloody Civilian.


¿Su talón de Aquiles? Dos cosas que se notan bastante. La ausencia de gracia y carisma de Boseman y su duración de casi tres horas.


La película nos enseña algo que aprendimos con la pandemia. Aunque la muerte toque nuestra puerta, la vida siempre encuentra su cauce y sigue adelante. Porque los recuerdos y legado de las personas que ya no están con nosotros son inextinguibles y seguirán vivos por siempre.


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