¿Qué es?
“Recado confidencial a los chilenos”, un hermoso libro de Elicura Chihuailaf, escrito de manera bilingüe, en mapudungun y español, que es algo así como una gran carta, que toca diferentes tópicos y que se basa en el desconocimiento mutuo de dos pueblos que habitan el mismo territorio. Chihuailaf, gran poeta mapuche, pone de relieve los prejuicios chilenos sobre los mapuche, que son flojos, borrachos, ignorantes.
¿Por qué leerlo?
En hermosas páginas, el autor mapuche dejar ver entre líneas el problema racista, porque a los mapuche se les niega y se les trata de ignorantes por ser indígenas. Es por su condición racial que se les menosprecia. Dice Elicura: Me digo, ¿cuánto conoce usted de nosotros? ¿Cuánto reconoce en usted de nosotros? ¿Cuánto sabe de los orígenes, las causas de los conflictos de nuestro Pueblo frente el Estado nacional? ¿Qué ha escuchado del pensamiento de nuestra gente y de su gente que -en la búsqueda, antes que todo, de otras visiones de mundo, que siempre enriquecen la propia- se ha comprometido con el entendimiento de nuestra cultura y nuestra situación?
¿Qué mensaje nos deja?
Esta obra habla de indios (utilizando el lenguaje coloquial), hacen referencia a la violencia racista mas normalizada. La del desprecio al afro o al indígena por considerarlo inferior. Normalizamos usar la palabra indio como insulto, así como normalizamos la desigualdad salarial de los afrodescendientes y otros abusos laborales. Esta violencia es la peor, es la de todos los días. Es la que se normaliza y se usa para hacer bromas y reírse a costa de la vida de otras personas.
Hace poco celebramos Pentecostés, la gran fiesta de la diversidad en la iglesia, donde, en el relato bíblico, los distintos se entienden, los de diferentes lenguas se escuchan y comprenden y donde, como dijo San Pablo, ya no hay ni libre ni esclavo, ni judío ni pagano, son todos hijos de Dios reconciliados por medio de Jesucristo. El reconocer en el otro un igual es uno de los mandamientos de Jesús, cuando nos dice: ámense los unos a los otros como yo los he amado. Y su amor ha sido como hijos de un mismo Padre, sin distinción, iguales en todo. Así debemos amarnos, al modo de Jesús.
Comments