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Foto del escritorMiguel Núñez

La vocación de Jesús

Cuando hablamos de vocación regularmente pensamos en la llamada que Jesús les hace a sus seguidores; pero ¿Jesús tuvo vocación? ¿Cómo fue esa experiencia? ¿Cuál fue el

contenido de esa llamada? La Palabra de Dios nos dice que Jesús fue creciendo en sabiduría y gracia (Lc 2, 52), es decir, que poco a poco fue madurando y descubriendo el proyecto del Padre en su vida.


Siguió a Juan, que bautizaba exhortando al arrepentimiento y algunos dicen que fue

discípulo suyo. Fue en el Jordán donde sintió que el Espíritu de Dios había descendido

sobre él como una paloma y tuvo una experiencia particularmente importante del amor

de Dios y de su llamada.


Desde este acontecimiento se puede decir que realizó un discernimiento vocacional e

impulsado por el Espíritu se retiró a la soledad del desierto para apartarse de su ritmo

ordinario y hacer oración. Después de ayunar se le presentó la idea de alimentar a muchos y ser un mesías que combatiera el hambre, también le parece tentador ser líder de todos los pueblos, por último surgió la idea de hacer algo grandioso saltando del pináculo del Templo (Lc 4, 1-13). Sin embargo, la profunda oración le llevó a asumir su misión tal como le impulsaba la voluntad de Dios. Pudo ser en ese momento en el que interpretó el acontecimiento del bautismo como una experiencia vocacional en la que se sintió como Hijo muy amado del Padre y de ahí surgió la motivación para anunciar un reino distinto, el reino del Padre que quiere que todos se sientan hijos y formen una gran familia.


El reino que Jesús anuncia tiene un mensaje de alegría que busca generar confianza en

Dios, distinto a la invitación de Juan el bautista; esto nos hace pensar que su discernimiento vocacional lo llevó a optar por un estilo distinto al de Juan, que su primer intento no fue el definitivo, que tuvo que leer la presencia del Espíritu en su propia historia para identificar los impulsos divinos que había recibido.


Estos momentos, que el evangelio de Lucas nos presenta, conforman el camino vocacional realizado por Jesús de Nazareth. No es un camino claro desde el inicio, tuvo que hacer intentos, tomar distancia, dedicar tiempo al silencio para poder descubrir qué y cómo era lo que el Padre le pedía. Sin embargo, contemplar a un Jesús muy humano en su proceso vocacional, nos motiva a seguir descubriendo la llamada constante que el Espíritu de Dios nos hace a cada uno de nosotros.


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