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“La Fe en Dios y mi familia han sido pilares fundamentales en mi rol como Mujer, líder y creyente"

Entrevista con Belén Marín, Coordinadora Área Social del Centro Universitario Ignaciano CUI



Tiempo Magis: Cuéntanos sobre tu participación con las mujeres aquí en Centro Universitario Ignaciano CUI


Belén Marín: Bueno, mi trabajo consiste en coordinar el área social del Centro Universitario Ignaciano, el cual busca generar instancias de participación estudiantil tanto para hombres como para mujeres y estudiantes de pregrado y postgrado de la universidad.


Este es un trabajo principalmente de intervención territorial en distintos lugares donde se requiere voluntariado, apostolado y también realizamos acompañamiento justamente a los participantes con el fin de ir conociendo lo que van viviendo en la experiencia.


Nos preocupamos de generar un vínculo, de generar una red de apoyo también entre estudiantes y también acá desde el CUI. Aquí los estudiantes sienten que es un lugar seguro para ellos y ellas, en donde pueden estar, donde tienen un espacio libre, entre clases, tiempos de estudio, pero también espacios de acompañamiento, de construcción, de proyectos, de ideación, de nuevos trabajos territoriales que van surgiendo desde ellos.



TM: Cuéntanos un poco qué pasos se están dando desde el CUI en relación al empoderamiento de la mujer


B: El año pasado, desde el CUI, lideramos la creación de un grupo de música, un coro, donde participaron muchas mujeres, tanto funcionarias como académicas y estudiantes de posgrado y de pregrado con el fin de difundir el arte y la cultura.

Que quede claro que estas y otras actividades y proyectos buscan responder siempre a la misión del CUI que está fundada en la Fe, esto quiere decir que buscamos mostrar a un Jesús vivo, un Jesús que se interesa también por la sociedad, por las mujeres, por los jóvenes, y acá todos tenemos un espacio, todos, todas y todes, acá nadie es excluido por ningún motivo; este es un espacio donde hay cabida para todos.


TM : ¿De dónde nace toda esta pasión y trabajo desmedido por las juventudes?


B: Es una pasión que viene de mi familia. Primero, desde mi Fe en Dios, como mi llamado y mi vocación es al servicio social. Como que no puedo creer en un Dios que no activa, que no sirve, que no está en el terreno, que no conecta con las personas.

En verdad, ¿Cómo NO podría tener fe si Jesús se ha revelado de ese modo en mi vida? Entonces esa es mi principal vocación y es mi principal inspiración para todo. Por otro lado, mi familia también ha sido parte fundamental en mi vida ya que históricamente han participado en comunidades cristianas tanto católicas como evangélicas, activando también espacios de servicio territorial a la comunidad, en espacios vulnerables, de los que yo provengo y de los cuales también yo soy parte, eso ha sido mi principal motor.

Y el tercero es la pedagogía, yo también soy profesora. Escogí justamente esa profesión, porque creo que también la educación y el área de niñez y juventud es vital, es vital para la transformación del cambio social y no del mañana, sino del presente. Porque si formamos a personas conscientes con su entorno, preocupadas por el bien común, empáticas, sin duda el mundo sería mejor y mucho más amable.


TM: Como mujer creyente ¿Cómo sientes que eres reflejo del amor de Dios a la comunidad educativa?


B: Intento cada día poner todo de mi parte y creo que si hay algo que Dios me ha regalado es la capacidad de amar, ya que siento que Él me ama tanto. Él me ha regalado esa capacidad de poder amar fácilmente a los demás y creo que eso ha sido un fruto hermoso que he tenido, no solamente en el trabajo, ahora en el colegio, sino a lo largo de toda mi vida, en todos los espacios en los cuales me movilizo y me he desarrollado.

Nadie se resiste el amor porque de verdad es el arma más poderosa de la vida y creo que es el regalo más hermoso que Dios me ha regalado y que trato de administrarlo y hacerlo ver a los demás de la mejor manera. Por supuesto no exenta de errores, ni dificultades, porque obvio que siempre hay mucho por mejorar, por avanzar, pero es lo que ofrezco a todas y todos los que tienen contacto conmigo.


TM: Desde el hogar ¿Cómo podríamos ayudar a empoderar a las juventudes; mujeres y hombres con el fin de que se sientan capaces de lograr lo que se propongan?


B: Creo que desde los hogares hay que fomentar la importancia de la equidad de género, de la igualdad de condiciones, de capacidades, de competencias y habilidades tanto en hombres como mujeres. Yo creo que aparte de mi fe, reconozco que mi familia ha sido un motor fundamental en mi vida para que pueda creer en mí misma.

Mis padres siempre me decían: “Hija, haz lo que quieras, avanza en lo que piensas. Si tú lo crees te va a resultar, va a tener frutos”. Que te digan este tipo de cosas, que te refuercen tus capacidades, que te permitan generar instancias de participación donde desarrolles tus habilidades, sin duda es un aliciente y un potencial que te permite ver resultados a lo largo de tu vida.

Hoy, que estoy en diferentes instancias de liderazgo y de participación comunitaria, soy consciente que esta seguridad se la debo también a mi familia, a mi papi, a mi mami, mis hermanos ya que ellos siempre han creído en mí. Conozco muchas mujeres que son ejemplo para mí y que han sido también agentes transformadores y referentes para mi vida y muchas mujeres a lo largo de mi trayectoria académica, trayectoria eclesial, vida de Iglesia y también a través de mi trayectoria profesional en estos últimos años.


TM: ¿Invitarías a otras mujeres a que conozcan la buena noticia del resucitado?


B: A todas las mujeres les diría que puedan volver a darse la oportunidad de creer en un Jesús que transforma, que te libera y que no te ata, que te permite vivir en libertad con cada una de tus decisiones, con cada una de las elecciones que haces en tu vida, pero que Él te ama por sobre todas las cosas. Yo creo que eso me ha permitido seguir sintiéndome amada por Jesús, por Dios, sobre todo poder seguir amándole y creyendo en Él.

Les invito a que se den la oportunidad de experimentar, porque por lo menos para mí, de verdad es algo que anhelo y me encantaría que toda la gente pudiera sentir, porque es un gozo, como que de verdad proviene desde lo más profundo. Sentirse amada por Dios fortalece tu autoestima, sientes que las cosas hermosas que ocurren en tu vida no son casualidades.

Yo siento que en mi vida de creyente todo tiene un propósito. Me siento acompañada y amada por Dios.


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