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Foto del escritorTiempo Magis

"Lo único que importa es en qué medida apartas al hombre del enemigo"

Por: Mariana Balcaza


Es una frase que se encuentra dentro de uno de los libros más impactantes que he leído. “Cartas del diablo a su sobrino” es el nombre de una novela relativamente corta, que todos en algún momento de nuestras vidas deberíamos leer. Su autor es C.S. Lewis. Éste es un escritor inglés del siglo XX que revolucionó la literatura juvenil con obras como ésta. Entre sus obras más famosas encontramos también “Las Crónicas de Narnia”, adaptada y llevada a la pantalla gigante (cine). Podemos conocer muchos escritos o autores que hablen sobre la religión, sobre Dios o la fe. Pero C.S. Lewis es un autor muy particular ya que tiene una aguda intuición para escribir sobre el diablo. Si, ¡sobre el diablo!, este libro es el fiel reflejo de ello, y lo hace con el humor irónico tan propio de los ingleses. Fue publicada en 1942, y podemos llegar a pensar que es un libro viejo, pero actualmente va por la edición número 24 y es casi un clásico que a cada trazo invita a la reflexión en torno a nuestra propia vida. La obra está compuesta de cartas cortas, lo que hace la lectura más ligera, específicamente son 31, en ellas el diablo (Escrutopo) escribe para su inepto sobrino (Orugario). El argumento empieza con que un paciente (así llama a los humanos) de Orugario se ha convertido al cristianismo. Y esto es considerado una... ¡catástrofe!. Es por ello que Escrutopo le va recomendando qué hacer en cada situación. Qué cosas mostrar y qué cosas no mostrar al ser humano. Los ejemplos y las situaciones son muy concretas, detalles que son utilizados y buscados por el demonio para alejar al paciente del Enemigo (Dios). La clave está en que todos nos podemos sentir identificados con el paciente y con su modo de actuar. Gracias a este libro vamos develando al demonio y sus artimañas, qué listo, ¿no?. Además, nos muestra cómo debe vivir un cristiano. De manera que C.S. Lewis hace un doble juego, por un lado, muestra cómo actúa un cristiano y, por otro, cómo actúa el demonio. Es una forma novedosa de reconocer las maneras en las que el hombre puede ser tentado o puesto a prueba. Es entretenido y nos muestra la fe desde la otra cara, la cara de Escrutopo. Una historia atrapante y que nadie debería dejar de leer. Es curioso porque siempre pensamos que el diablo está metiendo cosas en nuestros pensamientos; pero ciertamente, lo que hace es sacarlos, dormirnos el entendimiento, nublarnos el juicio… Su objetivo es mantenernos bajo una falsa apariencia de calma, viviendo en la tibieza de la mediocridad, incapaces de dar fruto durante años e incluso la vida entera si no nos damos cuenta. Los hábitos pasivos buscan prevenir que el hombre forme virtudes. Que sus talentos no den fruto. Comencé la recomendación con esta frase “...lo único que de verdad importa es en qué medida apartas al hombre del Enemigo” (Carta XII). Y es que en ella encuentro resumido el libro. Allí queda explícito que el diablo quiere que los hombres seamos apartados de Dios, quien es su peor enemigo. Quizás podamos intentar aprovechar este tiempo de cuarentena, para despertar nuestra conciencia, para reveer las actitudes que quizás en lo cotidiano y por la rutina no logramos identificar. Nuestra vida espiritual es un combate constante, donde el demonio también juega su juego, ¡qué mejor que conocerlo para no dejarnos engañar con falsos logros o equivocados actos caritativos! Este libro no es tan solo una novela, tratemos de ver más allá de la simple historia ficticia que nos presenta. Al final es indiferente si estamos atados por una cadena o por un hilo, porque basta sólo eso para impedirnos volar. Con razón al diablo lo llaman el padre de la media verdad, y es porque en sus engaños siempre hay una parte atractiva. Intentará entrar por aquí. Primero, la pereza; por el desorden, la desidia; luego la gula, la envidia, la lujuria… Una cosa termina llevando a la otra. Por eso hay que frenarlo a tiempo. Muchas de las situaciones que plantea el libro en los modos de pensar y atacar del enemigo no las habría pensado o considerado de no ser por Lewis.

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